En muchas ocasiones los niños utilizan el miedo como mecanismo para recibir la atención de sus padres, aunque realmente no esté experimentando esa emoción. Pueden solicitar pasar la noche en la cama de sus padres o intentar escabullirse de una reprimenda alegando que tiene miedo del papá o la mamá, entre otras muchas situaciones.
Cuando vuestro hijo exprese ya bien sea verbalmente o con su lenguaje corporal que está sintiendo miedo, evidentemente nunca deberemos negar esa posibilidad. Si bien, cada padre y madre conoce a su hijo, ha visto su desarrollo, como aprende, evoluciona y como sabe sacar provecho de ciertas situaciones. Esto no es algo negativo, aprende a gestionar situaciones, incluso a manipularlas. Tan solo hay que enseñarle a saber gestionar las situaciones de forma positiva, afrontándolas y siendo honesto.
Cuando tengamos dudas que su miedo es fingido y está realizando lo que conocemos de forma más coloquial, como CUENTITIS, debemos analizar la situación para considerar si ese miedo es real o bien es una exageración. Por ejemplo, ¿el niño puede sacar partido de exagerar la situación? ¿le estamos prestando atención a nuestro hijo? ¿observamos en él su necesidad por que le hagan más caso?
Dos motivos para no tomárnoslo a la ligera
1. Su miedo es fingido
Primero, si es un miedo fingido, éste viene desencadenado por algo y por tanto, se trata de una situación que debemos abordar ya que ésta se sucede por un trasfondo.
Imaginemos que estamos en casa y tenemos muchas tareas por hacer , por ejemplo, hemos estado haciendo las tareas del hogar y ahora nos encontramos realizando la cena. Nuestro hijo está en su habitación jugando, pero tal vez ya se ha cansado de jugar solo y quiere la compañía de su padre o su madre. Tal vez, empiece a llorar alegando que tiene miedo de estar solo en la habitación, de que no quiere quedarse solo. Si este miedo no ha surgido nunca y analizamos la situación, veremos que con mucha probabilidad, el niño está buscando llamar nuestra atención porque busca la cercanía de su progenitor en ese momento.
¿Cómo debemos actuar ante una situación de cuentitis?
Lo que deberíamos hacer es sentarnos con nuestro hijo y de forma cercana preguntarle a qué tiene miedo, si analizamos la situación preguntarle qué es lo que desearía y hacerle ver si es miedo o es otra cosa lo que quiere expresar. Es importante mostrarse comprensivos y dejarle hablar con tranquilidad, sin juzgarle. No deja de ser un niño y su fuente de aprendizaje y conocimiento son sus padres, por lo que debemos ser un ejemplo para él.
Es importante no burlarse o enfadarse con el niño por inventarse un miedo, ya que para él es una estrategia de atención, lo que debemos hacer es hablar con él para que sepa que no es un recurso adecuado y que no debe usar esa excusa cuando quiere solicitar algo.
Ante esta situación, podemos proponerle a nuestro hijo que nos ayude a realizar la cena, siempre les gusta ayudar y jugar a ser “grandes”, de esa manera, pasará un rato con papá o mamá (o con ambos) realizando una actividad y su necesidad habrá quedado satisfecha gestionada desde un punto de vista positivo para todos.
2. Si su miedo es real
Si su miedo no es fingido, porque lleva prolongándose el mismo motivo del miedo en el tiempo y la intensidad de este le ocasiona a nivel emocional un desequilibrio y angustia importante, también debemos abordarlo con la ayuda de un profesional.
Las dos caras de la cuentitis
Hay que tener en cuenta que cuando nuestro hijo tiene cuentitis, no debemos ceder a sus exigencias, ya que si se sigue el mismo patrón siempre, el niño aprende que cuando realiza una acción, en este caso, cuando dice que tiene miedo de “X”, después consigue “X”.
Es decir, si consideramos como en el caso del ejemplo anterior «el niño que juega solo y busca la atención de sus padres», que es positivo que nuestro hijo nos ayude en la preparación de la cena y consideramos que realmente no hemos estado con él suficiente tiempo por aspectos de la vida diaria, es una opción acertada para suplir su necesidad, ya que vemos que nuestro hijo tiene una necesidad lógica y comprensible.
Ahora bien, si nuestro hijo finge un miedo, por ejemplo «tengo miedo de mamá porque me va a reñir o me está riñendo porque he pegado a mi hermano», éste no es un miedo con el que nuestro hijo deba conseguir ningún beneficio. Él puede querer escabullirse de la riña, desea alejarse de su madre y del conflicto porque sabe que ha hecho algo mal, pero no quiere que se lo reprochen y no quiere que después venga un posible castigo. En estos casos, debe hablarse con él, tranquilizarlo, recordarle que cuando se algo hace mal, hay consecuencias, y hacerle consciente que el miedo no es una emoción que está sintiendo realmente. sino una excusa.
Si consideráis que vuestro hijo tiene un miedo real, a continuación tenéis un artículo que os podrá dar más información sobre los miedos dependiendo de la edad del niño.
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