Las alteraciones de la conducta alimentaria (TCA) son frecuentes en niños pequeños y pueden producir desnutrición, retraso en el crecimiento y un empeoramiento en su salud. Inevitablemente, estas alteraciones llevan a la pérdida de peso y al retraso de su desarrollo global por lo que se deben de detectar precozmente.
¿Cuándo aparecen los trastornos de la conducta alimentaria en la infancia?
Generalmente, los trastornos de la conducta alimentaria que se dan antes de los seis años suelen estar muy relacionados con la relación entre el niño y la madre, y la influencia de la familia sobre las pautas de alimentación. Los trastornos de la conducta alimentaria pueden empezar en la etapa en la que empieza la alimentación complementaria y donde surgen las aversiones alimentarias sensoriales.
Durante el desarrollo, se pueden dar trastornos postraumáticos o enfermedades médicas relacionadas. Es por ello que es necesario en el momento de evaluar esta alteración, si se trata de una enfermedad orgánica o una alergia alimentaria, o bien es un trastorno funcional (o psicológico). También se deberán de explorar si los familiares han introducido normas muy restrictivas o han sido demasiado permisivos dejando la decisión de qué alimentos comer al propio niño. También habrá que observar cuál es la interacción entre padres e hijos en el momento de comer, así como el patrón alimentario familiar (de los padres y hermanos).
¿Cuáles son los Trastornos de la conducta alimentaria más comunes?
Negación a tomar alimentos sólidos
Esta negación aparece en el momento de pasar de las comidas propias del bebé a comidas propias de un niño de mayor edad, donde ya hace falta el esfuerzo de masticar, o cuando salen los dientes. El niño se niega a comer alimentos sólidos, basando su alimentación en alimentos líquidos o triturados. Aunque puede que no pierda peso, esto le puede llevar a otros problemas.
Falta de apetito o emplear un tiempo excesivo en comer
En general, los niños tienden a tardar más tiempo en comer que los adultos, y esto siempre va a depender de la edad del niño y del tipo de comida que debe ingerir. No obstante, a veces este tiempo es excesivo por su edad. La lentitud puede darse por distintos motivos, como por ejemplo por rechazar un alimento sólido, no acabar toda la comida del plato, o porque hay excesivos distractores (televisión o juguetes).
Síndrome de rechazo alimentario
En este trastorno de la conducta alimentaria en la infancia, se produce un rechazo profundo a comer, beber, andar, hablar o tener cuidado de sí mismo, y se resiste a que le cuiden.
Disfagia funcional
La Disfagia funcional es la percepción de que existe una dificultad o imposibilidad para iniciar la deglución o sensación de que está obstaculizado el pasaje de los alimentos líquidos y/o sólidos desde la boca al estómago. Se presenta como miedo a atragantarse o a vomitar, por lo que se van a evitar ciertos alimentos que produzcan esta sensación. Este trastorno se debe a alteraciones motoras del esófago, y puede afectar a la deglución de sólidos de forma característica, aunque suele ser más intensa con líquidos cuando su temperatura es extrema.
Pica
La pica es un trastorno de la conducta alimentaria en la infancia que consiste en la ingestión persistente de sustancias no nutritivas y no alimentarias durante un período mínimo de un mes. Esta ingestión es inapropiada al grado de desarrollo del niño, y no forma parte de una práctica culturalmente aceptada. Suelen ingerir papel, jabón, ropa, pelo, cuerdas, lana, tierra, tiza, polvos de talco, pintura, chicles, metales, carbón, barro o hielo.
Este diagnóstico debe darse después de los 2 años para poder distinguirlo del hábito de llevarse cosas a la boca. Aunque en algunos casos se ha visto una deficiencia de vitaminas o minerales, generalmente no se dan anormalidades biológicas específicas. En ocasiones puede llevar a la obstrucción intestinal o a infecciones. Se da igual en niños y niñas, y suele aparecer junto a otros trastornos como el trastorno del espectro autista (TEA), discapacidad intelectual o esquizofrenia.
Trastorno de rumiación
Se trata de una regurgitación repetida de alimentos durante un período mínimo de un mes. Los alimentos regurgitados (se llevan del estómago a la boca de nuevo) se pueden volver a masticar, a tragar o se escupen. La regurgitación repetida no se puede atribuir a una afección gastrointestinal asociada u otra afección médica. Los alimentos se devuelven a la boca sin náuseas, arcadas ni desagrado.
Esta regurgitación se da bastantes veces a la semana, o incluso a diario. En el momento de realizar la regurgitación muestran una postura de arqueo de la espalda con la cabeza mantenida hacia atrás, mientras hacen movimientos de succión con la lengua. Se pueden sentir irritables u hambrientos durante el episodio, y la pérdida de peso o su no ganancia son habituales. Este trastorno puede aparecer en inicio de lactancia (3-12 meses), infancia, adolescencia o edad adulta, y se da más frecuentemente en individuos con discapacidad intelectual.
Ingesta selectiva
Estos niños excluyen alimentos de su dieta por la textura, color, o por algún problema con el cuidador. El niño presentará un estrecho repertorio de alimentos mínimos a ingerir. Este trastorno tiene una duración mínima de dos años y una falta de deseo por probar nuevos alimentos.
Trastorno de evitación o restricción de la ingesta
El cual englobaría la ingesta selectiva y la disfagia funcional que hemos mencionado. Consiste en la falta de interés aparente en comer, evitar alimentos a causa de sus características organolépticas o su sensibilidad a la apariencia de los alimentos (forma, olor, color, textura, gusto, temperatura o rugosidad), y preocupación acerca de las consecuencias repulsivas de la acción de comer.
Se pone de manifiesto el fracaso persistente en cumplir las necesidades nutritivas asociadas a:
- Una pérdida de peso o fracaso en alcanzar el peso esperado por su edad.
- Deficiencia nutritiva.
- Dependencia de alimentación enteral.
- Suplementos nutritivos por vía oral.
Este trastorno de la conducta alimentaria en la infancia puede deberse a una experiencia aversiva y a su anticipación (como un atragantamiento o vómitos). También puede deberse a problemas previos gastrointestinales, por la presencia de algún trastorno mental previo, por ansiedad familiar, y con madres que presentan algún trastorno de la conducta alimentaria. Son niños que parecen demasiado agitados o angustiados a la hora de comer, no interactuar durante la comida, o no mostrar que tienen hambre y preferir hacer otras cosas.
Se produce con frecuencia durante la lactancia o primera infancia. Este trastorno se da igual en niños y en niñas. Se puede asociar a un retraso en el crecimiento, malnutrición, afectar negativamente al aprendizaje y desarrollo social y repercute negativamente en la familia (la propia interacción puede empeorar el cuadro). Este trastorno también se da en TEA altamente sensibles, en trastornos de ansiedad, con síntomas emocionales, en TDAH y en discapacidad intelectual.
Lectura recomendada: El viaje de Brócoli
El viaje de Bócoli es un cuento muy divertido para que los niños tomen conciencia de la importancia de una alimentación saludable. Recomendado a partir de 3 años de edad.
Psicología infantil