La empatía es la capacidad para entender los pensamientos y las emociones ajenas. Es decir, de ponerse en el punto de vista de la otra persona y ser capaz de compartir sus sentimientos.
¿Cómo se percibe la empatía?
La empatía no implica que la otra persona haya pasado por las mismas experiencias, esto no es necesario para ponerse en el lugar del otro. El lenguaje verbal y no verbal (es decir, el lenguaje corporal) que realiza uno de los participes en una interacción comunicativa transmite un mensaje, emociones y sentimientos que el otro percibe y hace que en todo el conjunto de elementos que intervienen, se comprendan entre ambos.
¿Qué límites tiene la empatía según la edad del niño?
La empatía puede verse en mayor o en menos medida en las personas, así como en niños más grande o más pequeños. Aún y así, cabe decir que los niños pequeños aún tienen dificultades para ponerse en la piel de las otras personas, tienen una visión “egocéntrica” en la cual, el centro de atención son ellos, sus necesidades y lo que ellos piensan es lo verdaderamente real.
Por ello, es muy importante tener en cuenta la etapa de desarrollo de los niños, y entender que en ciertas edades y en ciertas situaciones, que sucedan enfrentamientos y/o malentendidos entre hijos y padres es algo normal, ya que el pequeño aún se está desarrollando y es una habilidad que tiene que ir fomentando poco a poco. Esto puede ocurrir hasta los cuatro años. Los niños experimentan lo que se conoce como “egocentrismo”.
A partir de los cuatro años, trabajar la empatía es más sencillo, aunque si bien es cierto, que antes ya hay que ir enseñando al niño y dándole pistas de la importancia que tienen los demás de su alrededor. Un ejemplo claro es, cuando el niño tiene hambre, sus padres le dan de comer, cuando se hace daño, sus padres lo curan y lo consuelas. Estas actuaciones ya están creando una base en la capacidad empática del niño.
Ver Desarrollo del niño de 2 a 7 años para más información
¿Cómo fomentar la empatía de mi hijo?
- La primera manera y más importante es dar ejemplo al pequeño. Si los padres enseñan a sus hijos a expresar sus emociones y a descubrir qué sentimientos tienen los demás, tendrán mayor capacidad de empatizar.
- Enseñarle sobre las necesidades emocionales y cómo cubrirlas. De la misma manera, que si el niño se ha sentido triste y ha acabado llorando, el consuelo de su padre o su madre le ayudará a entender la importancia de ayudar cuando el otro lo necesita y de ponerse en el punto de vista de otras personas cuando estan tristes, cuando estas alegres, cuando estas enfadadas…
- Entrenar las estrategias de interacción. No sólo es importante entender a la otra persona, sino demostrarle que le comprendemos y nos sentimos conectados con sus sentimientos. Esto se demuestra mediante la escucha, respetando el turno de palabra, prestando atención a lo que están explicando, con gestos (abrazos, sonrisas, guiños…), y aportando comprensión hablando con esa persona sobre lo que le sucede.
Un maravilloso vídeo que publicita la película de Star Wars (Rogue One: A Star Wars Story) enseña una clara muestra de empatía de los compañeros de escuela de un niño. Os animo a que enseñéis el vídeo a vuestro hijo y le preguntéis opinión sobre él.
Algunas de las preguntas que podéis hacerle al final del vídeo y que podéis comentar son las siguientes: ¿Por qué crees que este niño llevaba un casco de soldado imperial siempre?; ¿Cómo crees que se siente ese niño; ¿Qué crees que piensan sus compañeros de clase sobre él?; ¿A qué crees que se debe la actuación de sus compañeros de clase al final del vídeo?
Tres juegos para desarrollar la empatía en los niños
- Juega con tu hijo a intercambiar roles. Por ejemplo, tu hijo puede hacer de madre, profesor/a, de su hermano/a, de su padre, de su abuelo/a… Poniéndose en el lugar de la otra persona aprenderá a ver los distintos puntos de vista de sus seres queridos y analizar ciertas situaciones que han pasado desde una perspectiva menos egocéntrica.
- Juega con tu hijo a imaginar qué piensan y sienten otras personas. Por ejemplo, mediante una película. Se le da una consigna al niño “Observa a esta persona” y se le quita el volumen al televisor. Durante un rato, éste tiene que fijarse en esa persona sin escuchar nada de lo que está diciendo, observando su lenguaje corporal, sus expresiones faciales, etc. Después, se le pregunta cómo cree que se siente ese personaje y por qué cree que se siente así.
- Dibujar y pintar caritas que expresen las distintas emociones. Si el niño es muy pequeño se pueden proporcionar fichas de caritas en blanco para que ellos le dibujen la expresión según cada emoción. Si son algo más mayores, pueden dibujar la cara desde el inicio. Después le preguntamos al niño en que situaciones siente cada emoción. Se puede jugar a ir por turnos, así los padres también expresan sus emociones y hay mucha más interacción.
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