La disartria es un trastorno del habla producido por una lesión en el sistema nervioso que provoca dificultades en la programación y coordinación de los movimientos implicados en la articulación, así como también en la respiración, la fonación (emisión de la voz), el control del babeo, la succión, la masticación y/o la deglución.
¿Qué causa la disartria?
La disartria puede ser resultado de una lesión en el sistema nervioso central, cuando afecta al cerebro o la médula espinal, o en el sistema nervioso periférico, cuando afecta a los músculos o nervios. Esta lesión en el sistema nervioso puede ser congénita, cuando está presente desde el momento del nacimiento, o adquirida; si produce más tarde, a lo largo del ciclo vital.
Algunas de las causas más frecuentes de disartria son los accidentes vasculares cerebrales, los traumatismos craneoencefálicos, las enfermedades infecciosas o inflamatorias, los tumores cerebrales, las enfermedades neurodegenerativas, la toma de medicamentos que actúan sobre el sistema nervioso o la parálisis cerebral; la causa más común de disartria infantil.
Síntomas de la disartria
Las personas con disartria pueden manifestar alteraciones en el control del tono, la intensidad, el timbre y la calidad de la voz, dificultades en la coordinación de la fonación y la respiración, problemas en la movilidad y coordinación de los órganos fonoarticulatorios, alteraciones en la velocidad y la fluidez del habla (prolongación o repetición de sonidos, pausas excesivas o silencios inadecuados) y distorsión de los fonemas por falta de agilidad o precisión. También pueden presentar dificultades en la realización de los movimientos de succión, masticación y deglución, para controlar la saliva y/o para mantener el alimento en la cavidad bucal.
Tipos de disartria
En función de la causa, la localización de la lesión en el sistema nervioso y la gravedad de los síntomas, se describen distintos tipos de disartria:
- La disartria flácida se produce por una alteración en la neurona motora inferior, un conjunto de neuronas motoras situadas en la médula espinal que conectan con los músculos. Provoca flacidez y parálisis con disminución de los reflejos musculares y afecta a los movimientos voluntarios, automáticos y reflejos. Afecta a los movimientos implicados en la respiración, la fonación (voz baja y ronca por debilidad de la cuerdas vocales), la articulación (habla distorsionada y poco precisa) y la deglución (afectación de los movimientos de la lengua y el paladar y disminución del reflejo de náusea).
- La disartria espástica se produce por una alteración en la neurona motora superior, un conjunto de neuronas motoras situadas en el còrtex cerebral con conectan con la médula espinal. Provoca debilidad y espasticidad (músculos siempre en contracción) en el lado contrario a aquel donde se localiza la lesión. Afecta especialmente a los músculos de las extremidades, la lengua y los labios, por lo que da lugar a alteraciones en la respiración, la fonación (voz baja, ronca y monótona) y la articulación (habla lenta, poco precisa y que requiere mucho esfuerzo).
- La disartria atáxica se produce por una lesión en el cerebelo, el órgano responsable de regular la fuerza, extensión, duración y dirección de los movimientos. Además de las dificultades en el control motor, que dan lugar a distorsiones en la articulación, se observa hipotonía (bajo tono muscular), movimientos más lentos y una voz monótona.
- La disartria discinética se produce por una lesión en el sistema extrapiramidal, que es el encargado de regular el tono muscular y los movimientos automáticos. Existen dos tipos. Por un lado, a disatria hipercinética, que se caracterizada por hipertonía (elevado tono muscular), movimientos lentos, limitados y rígidos, alteraciones en la articulación y voz débil. Por otro lado, la disartria hipocinética, que se caracteriza por hipotonía (bajo tono muscular) y movimientos involutarios e irregulares que provocan dificultades en la respiración, la fonación y la articulación.
Diagnóstico de la disartria
Es importante diferenciar la disartria de otras alteraciones del habla con síntomas parecidos, como la afasia o la apraxia.
Por un lado, puede confudirse con la afasia motora o expresiva, una alteración en la producción del lenguaje que también provoca dificultades en la articulación del lenguaje oral y da lugar a un habla imprecisa, poco fluida o que requiere mucho esfuerzo. Sin embargo, a diferencia de la disartria, la afasia se produce en ausencia de alteraciones a nivel de los músculos. Por otro lado, también debe distinguirse de la apraxia, un trastorno que se caracteriza por una disminución de la capacidad para ejecutar voluntariamente los movimientos para la articulación del habla y que, a diferencia de la disartria, no afecta a otras áreas como la respiración, la fonación o la deglución.
Intervención en la disartria
Como en cualquier otra patología, el tratamiento varía en función de las características propias de cada paciente. No obstante, de forma general los objetivos de intervención en la disartria se dirigen a: dar respuesta a las necesidades comunicativas de la persona, aumentar el control de los movimientos para mejorar las funciones alteradas (respiración, fonación, articulación…) y ofrecer estrategias a la familia para favorecer una mejor comunicación con su entorno.
En cualquier caso, resulta especialmente importante iniciar un tratamiento logopédico de la forma más precoz posible para poder conseguir un mayor nivel de recuperación y, en consecuencia, una mejor calidad de vida posterior.
Artículos relacionados con la Disartria que tal vez puedan interesarte:
Psicología infantil