De todos es sabido que hay dos opciones de alimentación de un recién nacido: la lactancia materna y la lactancia artificial. Mi opinión personal es que siempre debéis intentar primero que el recién nacido tome el pecho y que alarguéis ese proceso cuanto más os convenga. Pero, todas las familias no pueden o no quieren hacerlo así, es por esto, que me parece una buena idea hacer un poco de explicación sobre cada una de estas opciones, por poner sobre la mesa todos los puntos a tener en cuenta. ¡Hoy os hablaré de la lactancia materna!
Beneficios de la lactancia materna en la salud física del bebé
Tal como se especifica en la página de la Organización Mundial de la Salud: “La lactancia materna es la forma ideal de aportar a los niños pequeños los nutrientes que necesitan para un crecimiento y desarrollo saludables. Prácticamente todas las mujeres pueden amamantar, siempre que dispongan de buena información y del apoyo de su familia y del sistema de atención de salud. Se recomienda la lactancia materna exclusiva durante seis meses, la introducción de alimentos apropiados para la edad y seguros a partir de entonces, y el mantenimiento de la lactancia materna hasta los 2 años o más.”
Antes de nada, debe quedar claro que la lactancia materna previene y disminuye ciertos riesgos, pero que en ningún caso hace imposible cualquiera de las afecciones mencionadas a continuación.
- Refuerza el sistema inmunológico del bebé. Durante la lactancia muchos de los anticuerpos y otros factores que luchan contra los gérmenes pasan de la madre al bebé fortaleciendo así su sistema inmunológico, ayudando a reducir el riesgo de infecciones de oído o respiratorias.
- Previene de enfermedades. Estadísticamente está comprobado que existe menos riesgo de enfermedades como el asma, la obesidad infantil, diabetes o síndrome de la muerte súbita del lactante con la leche materna. Además, refuerza el sistema digestivo, suavizando así los cólicos del lactante y adecuando la flora intestinal para evitar diarrea y estreñimiento
- También ayuda en la creación de una barrera natural en defensa de la piel del bebé.
Beneficios físicos y emocionales de la lactancia materna en la madre
Existen las cuestiones personales o sentimentales, de las que nadie es consciente hasta que lo ha comprobado. Para la mamá, es extraordinariamente gratificante.
- Porque como dice la OMS ella está ofreciendo a su hijo lo mejor que puede ofrecerle al nacer y durante sus primeros meses de vida. Y ella es la única que puede hacerlo, reforzando la seguridad en sí misma.
- Y además, establecerá, desde el primero momento, un vínculo con su hijo, muy especial a través del contacto piel a piel con el bebé.
- Y finalmente, es beneficiosa también para la madre. La lactancia materna colabora a que el útero se encoja más rápidamente y quema calorías con lo que es probable que se recupere la figura anterior al embarazo más rápidamente. Así mismo, los estudios indican que la lactancia materna ayuda a reducir el riesgo de cáncer de mama, hipertensión arterial, diabetes y enfermedades cardiovasculares, y es posible que también ayude a reducir el riesgo de cáncer de útero y de ovario.
La lactancia materna tiene diferentes sabores en función de la alimentación de la madre. Cabe recordar que es muy importante que la mamá tenga una buena alimentación equilibrada para favorecer el aporte de todos los nutrientes que necesita el lactante para crecer.
Además, es gratuita. Basta con tener una buena alimentación y la estimulación eficiente del pecho (lo que hará el bebé en cuanto se enganche) para tener leche cuando la necesite, con la comodidad que supone el no tener que preparar ni comprar nada.
Complicaciones en la lactancia materna
Como todo, la lactancia materna no es perfecta, tiene sus inconvenientes y sus complicaciones.
- Requiere de paciencia y tiempo. Cuando el recién nacido intente engancharse, ni la mamá ni el bebé suelen saber exactamente como hacerlo. Hasta que ambos encuentren la postura que más les acomode y les complazca, pueden pasar varios días. Pero esa paciencia no se requiere solo al principio. Hay que tener en cuenta que, en adelante, el bebé pedirá comer cuando tenga hambre y la mamá debe estar disponible para él. Lo que se aconseja es que alimentéis al recién nacido a demanda, con lo cual, él decidirá cuando quiere comer de nuevo. La leche materna se digiere más rápido que la de fórmula, con lo cual, sobre todo al principio, tal vez tengas que estar pendiente cada tres horas como máximo. Hay niños que distinguen muy pronto los ciclos de día y noche, así que, con suerte, podrá aguantarte más rato sin comer durante la noche para que puedas descansar. Pero, lamento decirte, que no es lo más habitual.
- Posibles molestias. No voy a engañarte, en ocasiones, la lactancia materna es dolorosa. Y conozco ejemplos de mujeres que lo intentaron pero que les costó sobrellevar ese dolor.
- Pueden aparecer grietas en los pezones y si sangran, no puedes darle esa leche al bebé. Para intentar evitarlo, si tu intención es darle el pecho al bebé, hidrátate mucho los pezones durante el embarazo, así puedes reducir la posible aparición de las dolorosas grietas. Si aún así, te duele, que al principio es normal y debería ir reduciéndose ese dolor, prueba alguna crema para ponerte en el pecho. Te recomiendo Purelan, de Medela. Es maravillosamente pegajosa y te hace como una capa protectora sobre el pezón. Lo mejor de todo es que no es necesario retirarla antes de darle el pecho. Sino, también existen las pezoneras. Son unas piezas de silicona que se colocan sobre el pezón con un agujero para que salga la leche cuando el peque succione, pero que evitan las rozaduras con la sensible piel de tu pezón.
- También puede surgir dolor relacionado con los conductos mamarios, que en ocasiones se taponan y suponen muchas molestias para la madre, además de que pueden desembocar en problemas serios como mastitis. Debes intentar vaciarlo. La mejor manera es dándole el pecho al peque, pero si no remite, debes ir al médico y ellos te dirán qué hacer. En este artículo de Saber Vivir te explican Las claves para tratar una mastitis
- Otro pequeño inconveniente es que deberás continuar vigilando lo que comes y bebes. El alcohol no es recomendable en absoluto y la cafeína debe ser reducida a una o dos tazas de café al día, ya que en los niños puede provocar irritabilidad. No es recomendable fumar ni tomar cualquier tipo de droga o sustancias psicotrópicas y vigilar con los medicamentos, puesto que algunos pueden llegar a tu hijo mediante la leche; así que consulta con tu médico antes de todo.
- Del mismo modo, las sesiones de quimioterapia, ciertos tratamientos contra el VIH y otras enfermedades pueden afectar a tu producción de leche o transferir alguna sustancia no beneficiosa a tu hijo. Con lo cual también debes asegurarte de si estas en algún tratamiento crónico o muy específico, consultarlo con el médico.
Aquí tenéis la Guía «Cómo preparar biberones de alimento para lactantes en casa» realizada por la Organización mundial de la Salud (OMS).
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