La noticia de que nuestro hijo padezca un trastorno del desarrollo, en este caso, hablamos de déficit visual, genera un desajuste emocional en la familia. ¿Qué es el desajuste emocional? Es un conflicto interno experimentado a causa de la noticia del trastorno y por la necesidad de información acerca el problema. La familia se siente desamparada y confusa. ¿Cómo se combate? Aportando a las familias información sobre el déficit visual de su pequeño, sus implicaciones y repercusiones; formación sobre como atenderlo; y el apoyo social a las familias y a los niños.
Consejos para padres de hijos con déficit visual
- Evitar conductas de rechazo o sobreprotección
- Estimularle y potenciar sus capacidades. ¿Cómo lo hacemos?
- Favoreceremos el aprendizaje de nuestro hijo con déficit visual por medio de sus propias experiencias. No se debe dar todo por sabido, pues puede que haya niños que nunca hayan cogido determinado objeto. Tendrán menos riqueza de información o errores de apreciación. Debemos animarlos a que experimenten y aprendan a través de sus propios sentidos.
- Aprovecharemos al máximo el resto visual que posee nuestro hijo. Le proporcionaremos condiciones optimas que faciliten su aprendizaje, como la luminosidad, contraste, uso de ayudas ópticas y no ópticas como un atril, un flexo, etc.
- Nuestro hijo recibe poca información de su entorno por lo que debemos seleccionar un repertorio de actividades y juegos más representativos y ajustados a sus necesidades.
- Partiremos de lo concreto y particular hasta llegar poco a poco a lo global y general. Así interiorizaran el aprendizaje poco a poco, siempre de lo más sencillo a lo más complejo. Debemos tener en cuenta que los niños con déficit visual tienen un ritmo de aprendizaje más lento, ya que utilizan mucho el sentido del tacto para sus experiencias. Nuestro hijo necesitará ir explorando por partes los objetos hasta descubrirlos y conocerlos. Debemos tener paciencia y mostrarnos motivados a ayudarles. Es importante que nuestro hijo se sienta respaldado por nosotros.Implicarles y hacerles participes de la vida familiar. Deben sentirse como uno más en el núcleo familiar. Compartiendo juntos actividades de la vida diaria.
- Fomentaremos su autonomía personal.
- Reforzaremos sus logros personales. Le motivará a asumir nuevos retos.
- Colaboraremos con diferentes profesionales de la escuela o externos a ella. Debemos estar al día de lo que realiza nuestro hijo en la escuela y recibiremos información y orientación de profesores.
- Impulsaremos el contacto con el entorno socio-natural.
- Tendremos un nivel de exigencias acorde a la edad y posibilidades reales de nuestro hijo. No debemos forzarle a ciertas actividades que están fuera de sus capacidades. Debemos motivar y fomentar su aprendizaje dentro de unas expectativas reales.
- Continuaremos en casa las tareas realizadas en los centros especiales y/o educativos.
El aprendizaje está en todos los contextos en los que nuestro hijo experimenta y siente.
Psicología infantil