La disartria es un trastorno del habla producido por una lesión en el sistema nervioso que provoca dificultades en la programación y coordinación de los movimientos implicados en la articulación, así como también en la respiración, la fonación (emisión de la voz), el control del babeo, la succión, la masticación y/o la deglución.
La disartria puede ser resultado de una lesión en el sistema nervioso central, cuando afecta al cerebro o la médula espinal, o en el sistema nervioso periférico, cuando afecta a los músculos o nervios. Esta lesión en el sistema nervioso puede ser congénita, cuando está presente desde el momento del nacimiento, o adquirida; si produce más tarde, a lo largo del ciclo vital.
Algunas de las causas más frecuentes de disartria son los accidentes vasculares cerebrales, los traumatismos craneoencefálicos, las enfermedades infecciosas o inflamatorias, los tumores cerebrales, las enfermedades neurodegenerativas, la toma de medicamentos que actúan sobre el sistema nervioso o la parálisis cerebral; la causa más común de disartria infantil.
Las personas con disartria pueden manifestar alteraciones en el control del tono, la intensidad, el timbre y la calidad de la voz, dificultades en la coordinación de la fonación y la respiración, problemas en la movilidad y coordinación de los órganos fonoarticulatorios, alteraciones en la velocidad y la fluidez del habla (prolongación o repetición de sonidos, pausas excesivas o silencios inadecuados) y distorsión de los fonemas por falta de agilidad o precisión. También pueden presentar dificultades en la realización de los movimientos de succión, masticación y deglución, para controlar la saliva y/o para mantener el alimento en la cavidad bucal.
En función de la causa, la localización de la lesión en el sistema nervioso y la gravedad de los síntomas, se describen distintos tipos de disartria:
Es importante diferenciar la disartria de otras alteraciones del habla con síntomas parecidos, como la afasia o la apraxia.
Por un lado, puede confudirse con la afasia motora o expresiva, una alteración en la producción del lenguaje que también provoca dificultades en la articulación del lenguaje oral y da lugar a un habla imprecisa, poco fluida o que requiere mucho esfuerzo. Sin embargo, a diferencia de la disartria, la afasia se produce en ausencia de alteraciones a nivel de los músculos. Por otro lado, también debe distinguirse de la apraxia, un trastorno que se caracteriza por una disminución de la capacidad para ejecutar voluntariamente los movimientos para la articulación del habla y que, a diferencia de la disartria, no afecta a otras áreas como la respiración, la fonación o la deglución.
Como en cualquier otra patología, el tratamiento varía en función de las características propias de cada paciente. No obstante, de forma general los objetivos de intervención en la disartria se dirigen a: dar respuesta a las necesidades comunicativas de la persona, aumentar el control de los movimientos para mejorar las funciones alteradas (respiración, fonación, articulación…) y ofrecer estrategias a la familia para favorecer una mejor comunicación con su entorno.
En cualquier caso, resulta especialmente importante iniciar un tratamiento logopédico de la forma más precoz posible para poder conseguir un mayor nivel de recuperación y, en consecuencia, una mejor calidad de vida posterior.
Artículos relacionados con la Disartria que tal vez puedan interesarte:
Psicología infantil
Ha llegado el verano y probablemente de la noche a la mañana os deis cuenta…
Las alteraciones de la conducta alimentaria (TCA) son frecuentes en niños pequeños y pueden producir…
Uno de los grandes temas en la educación de nuestros bebés es cuando, cómo y…
La timidez es un rasgo de personalidad que consiste en sentirse incómodo, inhibido, inseguro, retraído,…
Solemos catalogar a los celos como algo negativo, pero se trata de una emoción muy…
La complejidad del sueño del bebé empieza con el hecho de que es absolutamente evolutiva.…