Probablemente llevéis meses preguntándoos en la intimidad si estaréis preparados para afrontar los primeros días del bebé. Los papás y mamás primerizos se sienten amenazados por la más absoluta novedad, el hecho de afrontar que una pequeña personita va a estar a su cargo y deben intentar cuidar de ella lo mejor posible. Durante los primeros días todo va a ser un aprendizaje.
Antes de conocer en persona a vuestro bebé, deberéis ir preparados al hospital con la Canastilla del Bebé y la Canastilla de la mamá.
La principal tendencia hoy en día en los hospitales maternales es procurar que el recién nacido tome contacto piel con piel tanto con la madre como con el padre nada más nacer. Dependerá de la política del hospital, evidentemente, sobretodo en caso de cesárea, ya que todos los hospitales no practican el piel con piel en este caso.
En cualquier caso, habrá un momento en que los padres y el bebé estéis juntos y solos, ya sea en la habitación o en la sala de partos. Ahora ya sois uno más. Es un momento especial, un momento único cuando conocéis a vuestro bebé, y asumís que ahora una parte de vosotros viaja fuera de vuestro cuerpo. Qué sensiblería y qué verdad. Aprovechad ese contacto con la piel de vuestro hijo, es la sensación más maravillosa que existe. Pero pasado ese momento… el bebé entra en acción: llora, se queja, no sabéis qué le pasa, se pone nervioso, vosotros también…
No os preocupéis. ¡Es normal! Para empezar, hay varios motivos por los que un bebé recién nacido llora. Esto es primordial tenerlo claro desde el primer día. Lo más probable es que tenga hambre, podría ser que tuviera frío o calor, o bien que tuviera caca o pipi y eso le incomode muchísimo. Esto es lo más habitual, pero hay niños más llorones que tal vez lloren sin motivo aparente. Hay que tener en cuenta que ellos se están adaptando a un nuevo mundo, estaban en un espacio líquido, calentito en el que todo estaba controlado puesto que habían ido creándose ahí, y de repente se encuentran en un espacio abierto, con cambios de temperatura, luces, sonidos… Todo es nuevo y requiere de un proceso de adaptación más complejo del que necesitan los padres.
En el hospital, las enfermeras y enfermeros de buen seguro os ayudarán en todo. Recordad que todo en lo que dudéis, debéis preguntarles a ellos sin miedos ni vergüenzas; nadie nace aprendido. Y si vuestro bebé llora y no sabéis calmarle, tal vez alguien pueda daros ese consejo del primer momento. Pero no le dejéis llorar desconsolado solo porque no se os ocurre que le puede ocurrir. Tal vez solo quiera verdaderos mimitos de papá y mamá o tal vez algo le duela y necesite de un profesional.
En las habitaciones de hospital la temperatura suele ser bastante agradable, rozando incluso el calor, así que probablemente no sea el frío ni el calor el motivo de su llanto. Lo más probable es que tenga hambre. Los primeros días, un bebé necesitará mamar bastante a menudo, probablemente no pasen más de dos horas sin que pida y en cualquier caso, no podéis dejar que esté sin comer más de ese tiempo.
En esos primeros días, él aún está aprendiendo a mamar y no sale leche en grandes cantidades, la subida de la leche es un poco posterior. Ahora lo que toma es el calostro, el cual es muy importante para sus defensas y su desarrollo y se considera un muy buen primer alimento para el pequeño. Así que se juntan dos motivos por los que el recién nacido pasa hambre los primeros días, que aún no sabe chupar bien y que lo que come le nutre, pero no le alimenta en gran cantidad.
Visto todo esto, seguro que el bebé llorón tiene hambre. Ponle en el pecho, ayúdale a engancharse y anímale, verás cómo casi seguro se le pasa. Achúchale para que no se duerma, piensa que les agota este nuevo ejercicio físico y les provoca un sueño atroz y un cansancio agotador, que entra dentro de lo que debe ser.
Es importante que no os preocupéis si en los primeros días de vida, pierde peso. Es seguro que salgáis del hospital y haya perdido entre un 5% y un 7%. No más, si fuera más, lo tendríais que controlar con el pediatra. También pierden peso porque expulsan su primera caca, el meconio; esto es todo lo que el bebé ha ido acumulando durante nueve meses de embarazo. Y no suele ser solo una caca, sino que son varias las veces que cagan meconio, y éstas son negras y pegajosas. Y también son normales, por más horripilantes que nos parezcan. Por supuesto, también orinan, así que es otro motivo por el que pueden perder algo de peso.
Un bebé recién nacido puede dormir entre 16 y 20 horas al día. Y eso es buenísimo. Hay una sabiduría popular que dice que no se debe despertar a un bebé que duerme, puesto que los bebés mientras duermen, crecen. Y como muchas otras cosas de la sabiduría popular, es cierto. La hormona del crecimiento se libera en mayores cantidades durante el período de sueño profundo, así que algo de verdad hay en el dicho. Además de que, en caso de que os parezca que duerme mucho, al despertarle le molestáis y no hay necesidad, puesto que es bueno para él y es bueno para vosotros, porque podéis descansar.
Y después del cambio de pañal, estaría bien que le vigilarais el ombligo, no se debe lavar ni tocar, simplemente caerá por si solo en los próximos días, pueden ser más o menos. Y tened en cuenta que no se debe sumergir en agua al recién nacido que no ha perdido el ombligo. Simplemente mojarle con la esponja suavemente y agua caliente.
En el primer momento, lo primero es ponerle una cremita antibiótica en los ojos; se usa la tetraciclina indicada para evitar la conjuntivitis que en niños tan pequeños puede ser muy peligrosa.
Seguidamente, en la parte superior del muslo, se les inyecta vitamina K, en principio os habrán pedido vuestro consentimiento para hacerlo, tal vez en un cuestionario preparto o en una de las visitas con la comadrona. La vitamina K es importante puesto que en el recién nacido existe en muy baja proporción y esta vitamina es muy importante para la coagulación de la sangre, así que con esta inyección se evitaría un sangrado por deficiencia de ella.
Después, lo más importante es la lactancia, si optas por ella, claro. Vendrá alguna enfermera a ayudarte a darle el pecho en caso de que no se enganche bien o a darte consejos para una mejor postura, tanto tuya como del bebé. Esto te ayudará bastante, aunque si salís del hospital y no se ha acabado de enganchar bien, existen multitud de grupos de ayuda a la lactancia que os pueden ir genial.
También le visitará el pediatra, que le moverá con tanta soltura que os darán ganas de pedirle que no le haga daño a vuestro bebé; no lo hagáis, es su trabajo y lo saben hacer. Respirad profundo, esperar a que os diga que está perfecto y dejadle marcharse, para quedaros tranquilos. Un consejo de primeriza. Con los días, vosotros mismos os acostumbraréis a cogerle con mucha más soltura.
Y si os quedáis más de dos días en el hospital, también le harán la prueba del talón. Esta es la que da más penita, porque le pinchan en el talón para sacarle sangre y llora bastante, pero es lo que debe ser. Si os mandan antes a casa, tendréis que volver al hospital en uno o dos días para que se la hagan y os mandaran los resultados en máximo un mes. Con esta prueba se descartan multitud de enfermedades congénitas por las que ya no tendréis que preocuparos.
Recordad que las familias, los amigos… siempre quieren visitaros los primeros. Pero que en esos primerísimos momentos con vuestro hijo tanto en el hospital como en casa, necesitáis descansar. Mi consejo es, que si estáis abrumados por la situación, agotados o simplemente queréis estar solos, lo hagáis saber. Lo entenderán perfectamente, puesto que son días muy especiales y todo el mundo no lo lleva igual. Para el recién nacido es importante que no haya factores de estrés en sus padres, puesto que sino, también él lo siente. Y seguid vuestro instinto, las madres, sobre todo ellas, tienden a aconsejar cada paso que deis. Aprended también a pararles los pies, que os ayuden, pero que os dejen libertad. Al fin y al cabo ellas son las abuelas, y los padres sois vosotros.
Maternidad
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