La ecolalia es un trastorno del habla caracterizado por la repetición involuntaria y automática –como si fuera un eco– de sílabas, palabras o frases emitidas por otra persona. Es un síntoma característico de diferentes trastornos del neurodesarrollo como el Trastorno del Espectro Autista, el Síndrome de Asperger o el Síndrome de Tourette, aunque también se observa en personas que sufren patologías como la afasia, la demencia, la epilepsia o la esquizofrenia.
Aunque aún se desconocen muchos aspectos sobre la ecolalia, se relaciona con la presencia de lesiones del lóbulo frontal en el hemisferio izquierdo, la zona responsable de la producción del lenguaje, así como de la planificación, coordinación, control y ejecución de la conducta.
Según la distancia en el tiempo entre la producción original y la repetición, se describen dos tipos de ecolalia:
Según la intencionalidad, se distingue:
Así mismo, según la relación entre la producción original y la repetición hablamos de dos tipos de ecolalia:
Es importante distinguir la ecolalia como trastorno del habla de la ecolalia evolutiva, una etapa adaptativa por la que pasan los niños de los 12 meses a los 2 años y medio aproximadamente; en la cual repiten e imitan las producciones de los adultos como parte del proceso de adquisición y desarrollo del lenguaje y el habla. A medida que desarrollan más competencias comunicativas y lingüísticas, la repetición va desapareciendo poco a poco, de forma natural.
Hacia los 2-3 años, debe predominar la producción de palabras y frases simples de elaboración propia por encima de la repetición a la hora de comunicarse con quienes les rodean. Cuando la conducta imitativa se mantiene más allá de los 3 años de edad, suele indicar la existencia de problemas en la capacidad de inhibición conductual o de alguna dificultad en la adquisición del lenguaje y el habla, por lo que resultará conveniente consultar a un logopeda.
No existe un tratamiento específico para la ecolalia, por lo que la intervención se centra en el abordaje terapéutico de la alteración o patología que la provoca. Sea cual sea la causa, el objetivo principal es reducir el número e intensidad de las repeticiones para conseguir que la comunicación sea lo más funcional posible.
Cuando la imitación se produce con intención de comunicarse, el tratamiento consiste en aprovechar las estrategias de la persona para mantener el contacto social y transformar la ecolalia funcional en modelos de lenguaje válidos y adecuados a su competencia lingüística. A medida que vaya adquiriendo más competencias comunicativas, la ecolalia irá desapareciendo gradualmente. En cambio, cuando la repetición no tiene un sentido o propósito supone un obstáculo para el desarrollo lingüístico, por lo que la intervención consistirá en ir reduciendo la ecolalia no funcional de forma progresiva, en contextos concretos, conocidos y estructurados.
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