Las Técnicas de relajación para niños son muy beneficiosas, y al igual que nuestro artículo de Yoga para niños, demuestra que no son técnicas que exclusivamente se deban poner en práctica con los adultos.
Primero de todo y antes de ponernos en materia, queremos comentaros que somos conscientes de nuestra ausencia de algo más de un mes en la web, pero todo tiene un motivo, y es que estamos trabajando en un nuevo proyecto que dentro de muy poco podremos anunciar. Así que venimos con más fuerzas que nunca y con mucho más trabajo por delante. Pronto tendréis noticias al respecto y estaremos encantados de haceros participes.
Volviendo al artículo de hoy, se puede afirmar sin duda alguna que la práctica de la técnica de relajación para niños, proporciona reposo y tranquilidad al pequeño. El nivel de activación fisiológica baja, siendo el principal mecanismo de acción la activación del sistema parasimpático. Esto proporcionará estrategias para que el niño pueda controlar ciertas conductas y afrontar o reducir de forma eficaz los miedos, ansiedades o síntomas depresivos que pueda estar experimentando.
Practicar técnicas de relajación desde la infancia, además, conlleva el añadido de crear espacios de interacción entre papás e hijos, afianzando y reforzando así los vínculos afectivos entre las partes.
Beneficios de las Técnicas de relajación para niños
- Disminuye la ansiedad y se eliminan las tensiones.
- Aumenta la capacidad de enfrentarse a situaciones estresantes.
- Se estabilizan las funciones cardíacas y respiratorias.
- Disminuye la tensión arterial y mejora la circulación sanguínea.
- Permite normalizar los tiempos de respiración y aumento de la oxigenación del cerebro.
- Aumenta la velocidad de los reflejos.
- Desarrolla la capacidad de concentración y de la memoria.
- Potencia la capacidad de aprendizaje.
- Se establece una armonía entre la mente y el cuerpo.
- Incrementa la capacidad de reflexión.
- Favorece la habilidad para relajarse a sí mismo cuando la situación lo requiera independientemente de donde se esté.
- Aumenta la capacidad de visualización interna y de conocerse a uno mismo.
- Fomenta la capacidad creativa.
- Favorece el pensamiento positivo.
- Acrecenta la confianza en uno mismo.
- Enriquece la autoimagen positiva y autoestima.
Técnicas de relajación para niños según la edad
Existen múltiples técnicas de relajación para niños y adultos, cada una de ellas se aplicaran de forma distinta dependiendo de la edad de las personas que las pondrán en práctica. Por ejemplo, durante el primer año de vida, los recién nacidos se tranquilizan teniendo a la madre cerca, con el contacto físico y el balanceo suave, ya bien sea entre los brazos de la madre o en la cunita. La voz de los padres también les relaja, cantándoles o hablándoles en un tono suave, se promueve un estado más calmado de los pequeños y favorece la transición hacia el estado de sueño. Esto es lo que se llama Relajación natural, ya que es a través del contacto físico como se establece el estado de calma, debido a que a nivel verbal es imposible comunicarse con el bebé. Sin embargo, nota los tonos del habla y los relaciona con estados de calma y tranquilidad.
Será, por tanto, a partir de los dos años y medio, coincidiendo con la capacidad de los niños para comunicarse ya de forma verbal, cuando se podrán introducir las técnica de relajación para niños. Considerándola como un juego para que disfruten de ellas, sus beneficios se harán latentes si se practican de forma regular. A continuación exponemos, según las edades, qué técnicas de relajación para niños serán más adecuadas dependiendo de la etapa de desarrollo.
1. Primera infancia: 2,5 a 6 años
Las técnicas de relajación en este caso se establece como un juego. Se realizarán en un entorno silencioso y tranquilo, en el que se podrán trabajar poco a poco en diferentes entornos y momentos del día. Por ejemplo: poner en práctica la relajación en la cama antes de irse a dormir para facilitar la transición al sueño. La mejor forma para aplicarla es a través de cuentos, narrando pequeñas historias que envíen un mensaje.
Un ejemplo sería el cuento de la tortuga y la liebre: El cuento narra la historia de una liebre que retó a una tortuga a efectuar una carrera. Convencida de su superioridad, la liebre empezó a correr y se dispuso a esperar la tortuga justo antes de cruzar la meta y así poder reírse de ella. La tortuga fue llegando poco a poco pero, cuando llegó, la libre se había dormido.
A partir de esta historia se le puede pedir al pequeño que haga de tortuga (respirando lentamente, moviendo los brazos y los pies lentamente, meterse en la casa y permanecer quieto unos instantes, etc.) o de liebre (respirando rápido, agitando los brazos y los pies, etc.). Para finalizar, es importante que en el cuento gane la tortuga y el niño sea capaz de efectuar las respiraciones de forma lenta y relajar todas sus extremidades. Al acabar, la tortuga se mete en su casa, apaga la luz y se dispone a descansar para recuperarse y empezar el siguiente día bien.
También se puede hacer uso de algún juguete para ayudar al pequeño a identificar las sensaciones de tensión-distensión. Un buen objeto sería una pelotita de goma que se colocaría en la mano del niño y se le pediría que fuera apretando y aflojando la presión de la pelota a medida que se hacen los ejercicios.
2. Infancia: 7 a 9 años
En la etapa infantil ya se puede establecer el uso de técnicas de relajación para niños de forma más estructuradas. Entre ellas, se encuentran la Relajación progresiva (tensión-distensión), la Relajacion pasiva y la Relajación autógena.
Con la Relajación progresiva se trabajaría la diferenciación entre tensar y relajar los diferentes músculos del cuerpo para que el niño tome conciencia de las diferentes sensaciones y pueda relacionarlas con los diferentes estados (calma/tranquilidad-ansiedad/tensión).
A la par, con la Relajación autógena se trabajan las sensaciones de pesadez y calor en las extremidades, la regulación de los latidos de su corazón, sensaciones de tranquilidad y confianza en sí mismo y la concentración pasiva en la respiración.

La Relajación pasiva no utiliza ejercicios de tensión (como lo hace la relajación progresiva). Puede resultar indicada cuando los sujetos presentan dificultades o incapacidad orgánica para tensar los músculos o relajarlos una vez tensados.
Un ejemplo de Relajación pasiva sería: Estas tranquilamente sentado (o tumbado) con los ojos cerrados, todo tu cuerpo se adapta perfectamente al sillón (u otro) de modo que no hay necesidad de tensar ningún músculo (pausa). Ahora concéntrate en tu mano derecha, deja que desaparezca cualquier tipo de tensión…
Se pueden llevar a cabo en la cama por la noche, o bien en el sofá, o en una alfombra que sea cómoda… Y lo más primordial, buscar que se ponga e practica la relajación infantil, siempre en un momento del día que sea tranquilo.
3. Preadolescencia: 10 a 12 años
Entrando ya en la preadolescencia, se deben tener en cuenta los gustos e intereses del niño, ya que en estas edades empiezan a mostrar sus preferencias y a forjar su identidad de forma más concreta. Así, será necesario averiguar qué técnicas se adaptan mejor al niño y para ello, convendrá experimentar con cada una de ellas para concretar con qué técnica se siente más cómodo.
Aquí pondríamos en práctica la Relajación progresiva (tensión-distensión), la Relajación autógena (pesadez-calor, respiración…) y la Respuesta Relajación.
La Respuesta Relajación, se basa en la meditación. En ella se utiliza un «mantra» o palabra secreta que se susurra al inicio para producir un estado de meditación más profunda. Lo característico de esta técnica de relajación es centrarse en la repetición de la «palabra» como forma para ayudar al niño a respirar más lenta y profundamente y conseguir el estado de relajación que se busca y que sea capaz de aplicar en su vida cotidiana estos recursos para que delante de situaciones que puedan generarse ansiedad, estrés o cuando entre en algún conflicto emocional, pueda generar esta respuesta de relajación.
4. Adolescencia: 13 a 17 años
Ya entrada la adolescencia, es importante que se haya consolidado la rutina de practicar las técnicas de relajación, teniendo en cuenta, como ya se ha comentado, sus necesidades y sus preferencias en la aplicación de las diversidad de técnicas que hay. El objetivo es, que en esta etapa, el adolescente ya sea capaz de utilizar las técnicas de relajación para niños que ha venido desarrollando y trabajando desde la infancia, y poder combinarlas de forma adecuada y con facilidad. La preferencia más habitual es la Relajación autógena, pero dependerá de cada caso concreto.
Si se desea iniciar en las técnicas de relajación en la adolescencia, nunca es tarde, y aunque es mucho más beneficioso que se tome como un hábito desde la infancia, podemos aplicar las diferentes técnicas en esta etapa.

Sería conveniente hacer un screening de cada una de ellas (progresiva, autógena, pasiva y respuesta relajación) para conocer con qué técnicas de relajación se siente más cómodo y le resulta más eficaz dependiendo de sus características personales, para una vez delimitadas poder trabajar en ella.
No hay duda que las técnicas de relajación para niños tienen resultados positivos a nivel físico, emocional y social, ya que conllevan la adaptación del niño a las situaciones, para que sea capaz de afrontarlas de la forma más eficaz y positiva posible. Os animo a todos los papás que podáis, a que estructuréis unos pequeños tiempos para empezar, para ir generando la rutina en vuestros hijos de esta maravillosa técnica.
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Muy bueno, aunque de 2 a 6 años difícil es encontrar un entorno tranquilo y silencioso para realizar el ejercicio, sobre todo por las propias fieras que lo van a realizar 🙂
Muy bueno!. Lo llevo a la practica hoy mismo 🙂
Que interesante!!! Gracias.
Como siempre muy interesante. Gracias.
Qué post más útil! muchas gracias!!!