Las áreas que se verán más afectadas por del déficit auditivo del niño son la cognición, el lenguaje y la comunicación. A continuación se explican cada una de ellas con más detalle y las consecuencias que le ocasionan al pequeño una alteración en cada una de ellas.
Desarrollo cognitivo
- Conciencia diferente del mundo. La insuficiencia de un sentido dominante en el desarrollo como es la audición genera una conciencia en el niño y puede complicar el proceso de aprendizaje de ciertas tareas.
- Atención. El niño con deficiencia auditiva se ve obligado a emplear la vista por lo que ha de estar constantemente interrumpiendo la actividad para controlar de forma visual el ambiente. Estas interrupciones dificultan que centre su atención en la tarea lo que llega a obstaculizar la comprensión, especialmente durante los primeros años de vida.
- Memoria. Es un factor fundamental para el aprendizaje, pues permite asociar la información que llega por las diferentes vías sensoriales. El niño sordo no cuenta con la información del oído, aunque su gran capacidad de atención hacia la información visual puede compensar esa carencia, superando incluso la capacidad de memoria visual de los niños oyentes.
- Abstracción. Es la capacidad de extraer las características comunes y generales de las experiencias, que dependen del uso del lenguaje. El niño con sordera se encuentra limitado ya que depende de la experiencia concreta y la disposición de los adultos para obtener información de los acontecimientos, por lo que su aprendizaje es más restringido porque está ligado a la inmediatez de la acción.
Desarrollo del lenguaje
El niño nace con una predisposición innata a comunicarse, pero sólo podrá desarrollar una comunicación de tipo gestual. Realizará vocalizaciones de tipo no verbal como el balbuceo, pero a partir de los seis meses de vida empezarán a desaparecer y no desarrollará la palabra. Aún y así, el desarrollo del lenguaje dependerá del nivel y tipo de deficiencia auditiva y el momento de inicio de la pérdida.
- Pérdida de menos de 30 dB: Dislalia (alteraciones en la articulación de los fonemas), problemas de atención, dificultad para oír el susurro o escuchar a distancias largas.
- Pérdida de 30 a 45 dB: Dificultad para oír en ambientes ruidosos, conversaciones de grupo o con voces suaves. Aunque oigan todo, solamente comprenden una parte de lo que escucha. Presentan dislalia y retraso general del lenguaje y habla.
- Pérdida de 45 a 60 dB: Necesitan que se les hable fuerte para poder oír. Aparecen errores fonológicos y articulatorios.
- Pérdida de 60 a 80 dB: Distinguen los sonidos del entorno y del habla. Perciben bien las vocales, pero muy mal las consonantes.
- Pérdida de más de 80 dB: No hay adquisición espontánea del lenguaje y se hacen necesarias nuevas vías de comunicación.
- Pérdida de más de 100 dB: Se debe recurrir a la percepción vibrotáctil.
Las consecuencias de la sordera en el desarrollo del lenguaje en función del momento de aparición son muy diversas:
- Antes de los tres años la sordera debe considerarse ya deficiencia auditiva profunda congénita y las escasas adquisiciones lingüísticas acaban desapareciendo.
- Entre tres y ocho años es posible evitar la desintegración del lenguaje si se interviene de forma inmediata y con los medios adecuados.
- Después de los ocho años el lenguaje adquirido ya no se olvida, aunque es posible que haya cierto empobrecimiento del vocabulario.
La comunicación
- Gesto deíctico. Los niños pequeños se comunican esencialmente mediante el gesto deíctico (señalando con el dedo las cosas) y a través del contacto ocular. Estas conductas son innatas en el desarrollo normal de todo niño, pero van desapareciendo poco a poco en los niños con audición normal. Sin embargo, en los niños con déficit auditivo estas acciones van aumentando y mejorando hasta que aprenden a comunicarse por signos. Aun y así, el niño puede hacer uso de las mínimas capacidades auditivas que posea siempre que la pérdida no supere los 60 dB. Es importante evitar un problema muy común entre los padres, y es que éstos inconscientemente reducen la frecuencia de las conversaciones orales con sus hijos o establecen una comunicación de forma unidireccional (de los padres al niño, pero no a la inversa). Esto conlleva una reducción del nivel de estimulación que reciben los pequeños y dificulta el mantenimiento y potenciación de sus restos auditivos para el desarrollo del lenguaje.
- La lectura y la escritura. Dos capacidades que se verán afectadas también dado que los niños con déficit auditivo utilizan un lenguaje más concreto en sus escritos ya que tienden a emplear sustantivos y verbos; y menos pronombres, preposiciones y adverbios; haciendo frases más cortas y sencillas.
Psicología infantil